Sus orígenes se encuentran en México, Norte de Brasil, Ecuador, Perú y Guayana. Pertenecen a la familia de las Bombacáceas.
El tamaño que puede llegar a alcanzar está entre los 15-20 metros de altura.
Las características más atrayentes de este ejemplar son: la corta duración de su floración, el perfume que desprende resulta bastante particular y destaca el atractivo de su plumero blanco con puntas en tonos rojizos.
La Pachira es una especie que necesita una luz de semisombra.
En invierno, es conveniente que “tome el sol” un par de horas al día. Es una especie tropical, no tolera el frío ni las heladas. Habrá que resguardarla cuando las temperaturas comiencen a ser más duras en invierno.
En verano, es recomendable posicionarla en un lugar fresco. Pudiendo incluso sacarla al jardín, patio o balcón.
En cuanto al riego, tendremos que llevar especial cuidado entre riegos. La superficie del substrato deberá estar seca entre riegos.
La Pachira es una especie que necesita poca hidratación. Si nos excedemos en los riegos las hojas comenzarán a amarillear, se pondrán lacias y blandas. Incluso el tronco podría verse afectado seriamente.
En verano, regaremos 1 ó 2 veces por semana dependiendo de la localización en la que tengamos nuestro ejemplar.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, en lugares donde la humedad es escasa habrá que favorecer ésta con pulverizaciones de agua diarias.
En invierno, convendrá regar en menor medida. Una vez por semana y sin producir encharcamiento.
Se recomienda utilizar abono para plantas verdes, desde comienzos de la primavera hasta final de verano.
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